BIRMANIA EL PAIS  DE  LAS SONRISAS, MONJES Y MILITARES

Llevo dos semanas en este magnífico país llamado Birmania. Hacía muchos años que quería venir. La primera vez que escuche hablar de él, fue a través de un amigo que estuvo 8 meses viajando por el sureste asiático, y me dijo, con diferencia Birmania es de los mejores. Nunca me había planteado antes que podía ser un país interesante. Poco a poco, en mis diferentes viajes he ido conociendo gente que me ha hablado también de Birmania. Robert un chico que ha hecho la vuelta al mundo y tiene un blog que se llama, la vuelta al mundo antes de los 30, hablaba maravillas, así que lo puse en el top 10 de los países que quería visitar seguro. Ahora mismo sentada en el Norte de este País Myitkyina puede afirmar que realmente es uno de los mejores países del Mundo. Cuando viajamos todos buscamos relacionarnos con la gente, su cultura, hablar con los lugareños y compartir parte de nuestra vida y su vida con ellos. Este es el país perfecto, para pasarse si uno quiere horas sentado hablando con ellos. Aunque sea difícil de creer es el único país en el que he estado hasta fecha de hoy, que te ayudan sin pedirte nada a cambio, te saludan por todas partes, te sonríen, simplemente porque son así. Parece una paradoja en un país donde el gobierno es militar y no hay libertad de expresión. Han estado muchos años cerrados y todavía lo están, pero poco a poco van cambiando las cositas como te comentan ellos entre susurros, un día llegará el cambio. Justamente ayer leí la vanguardia por Internet y había un artículo de Birmania, explicando que hasta Septiembre no podían acceder a youtube, google o la BBC. Están liberando presos políticos y monjes que fueron encarcelados durante la revuelta en el 2008.

Empiezo la historia de estas dos semanitas en Birmania. Después de mi aventura en Calcuta y mi terremoto en India, llegué a la ciudad que lo tiene todo para el turismo Bangkok. Conocí a dos chicos en el vuelo de Australia y Argentina, y creamos el equipo para pasar unos días en Bangkok. Todos estábamos de Transfer cómo le llamábamos nosotros, yo sólo quería hacerme el visado para poder viajar a Myanmar y ellos esperaban vuelos internacionales. Nos llevamos estupendamente y nos pasamos dos días simplemente riendo y caminando por las calles de Bangkok. Nos acompañábamos hacer los recados por la ciudad. Fueron dos días realmente divertidos y con una compañía súper agradable. Me pude hacer el visado en un día pagando unos 25 euros, y me compré el billete para Birmania al día siguiente.

Llegué el día 29 de Octubre por la tarde, y mi gran sorpresa fue juntarme con 5 catalanes de Barcelona en el aeropuerto. Primero conocí una pareja que está dando la vuelta al Mundo y luego a Carles el chico con el que estoy viajando. Nos miramos y le dije “Eres español”, y me dijo soy de Barcelona. Carles tiene 32 años y está haciendo un viaje muy parecido al mío, el lleva 5 meses viajando y se encontró con la cruda realidad de la crisis española cómo yo y decidió realizar uno de sus sueños este viaje.  Llevamos viajando juntos desde el principio y si todo va bien haremos todo Myanmar juntos. Sinceramente se agradece poder viajar durante un tiempo con alguien, las cosas son más fáciles, que como dice mi madre 4 ojos siempre ven más que 2 y para discutir precios te vas alternando. Es raro porqué he pasado de hablar todo el día en ingles a hablar en mi lengua y compartir la misma cultura. Creo que los dos lo necesitábamos un poquito, crear un poquito nuestra propia burbuja, un paréntesis catalán dentro de Birmania.

Pasamos dos días en Yangon la ciudad más grande de Birmania, pero no la capital. El nuevo gobierno ha trasladado la capital al centro del país desde este mismo enero. Están construyendo una ciudad para los militares, con edificios altos. En Yangon hay la Shwedgon Paya, la pagoda más impresionante que he visto en mi vida. Está recubierta de oro y tiene en la cima millones de piedras preciosas y diamantes, con unos prismáticos puedes contemplar como brillan. Es un lugar indescriptible, la gente deambula, reza y tú te impregnas de paz interior mientras contemplas a tu alrededor. Estuvimos durante el día y noche. Aquel día conocimos un chico en la calle que se nos ofreció hacer de guía por todo Yangon, sólo nos pedía que le diéramos algo de propina si queríamos. Era profesor de inglés y lo hablaba realmente bien, claro! Si tiene que enseñarlo, jeje. Nos llevó por todo Yangon, cogiendo autobuses locales y visitando diferentes monumentos. A veces somos reacios a hacerle caso a alguien que se nos ofrece cómo guía, nos gusta ser viajeros independientes y autóctonos, pero desde mi punto de vista muchas veces vale realmente la pena, y ese fue uno de los días. Le pudimos preguntar muchas cosas del País y enterarnos un poquito más sobre la situación, la cultura y su historia.

De Yangon cogimos un autobús nocturno hacía Kalaw. Salimos a las 3 la tarde y supuestamente teníamos de llegar a las 7 de la mañana. Estábamos medio dormidos y nos despertó uno de los locales del autobús, Kalaw chicos. Miramos el reloj y eran las 3.30 de la madrugada. Menos mal que había un hombre en la parada de autobús que nos ofreció un hotel. Nos tiramos en la cama directos, los autobuses nocturnos en Birmania son autobuses normales que puedes reclinar un poquito el asiento. Así que lo que se dice dormir no dormimos mucho. Al día siguiente estuvimos mirando para contratar el trekking de 3 días para llegar al lago Inle. Nos juntamos un grupo de 3 francesas, dos polacos y nosotros dos.  El guía Robin era de familia India, pero nacido en Birmania. Era un hombre peculiar pero sabía un montón de todo. Había estado lloviendo mucho los últimos días y estaba todo inundado, de hecho en Kalaw hubo zonas totalmente inundadas dónde el agua te llegaba por la cintura. Todo el camino del trekking estaba lleno de barro, era cómo hacer surf pero en la tierra.  Nos tuvimos que quitar los zapatos más de dos veces para cruzar zonas y nuestra ropa ya no tenía su color original sino marrón del barro que íbamos acumulando . La primera noche dormimos en casa de una familia y la segunda en un monasterio, con los monjes haciendo los rezos a las 5 de la mañana. Por cierto se me había olvidado decir que este es el país de los monjes. Todo el mundo dos veces en su vida tiene que ser monje, tantos los hombres como las mujeres. Luego decides si quieres seguir los hábitos o seguir con tu vida. Muchos de ellos siguen y se hacen monjes para toda su vida. En las calles cada mañana puedes ver procesiones de monjes pidiendo comida por las casas.

Llegamos a Lago Inle después de 3 días bastante agotadores, mi energía ya no es la misma que la del principio y el último día mis piernas se resentían.  Nunca me hubiera imaginado este lago así, es enorme con poblaciones alrededor, pueblos flotantes y mucha vida. Puedes tardar más de dos horas en ir de una punta a la otra. Nosotros cogimos una barca los dos días para visitar los diferentes puntos de interés. Tuvimos la gran suerte que había un festival dónde veneraban a Buda y había millones de embarcaciones con guarniciones siguiendo una barca principal con un buda. Cada día se iban trasladando de ciudad y se movían por el río cantando  y bailando. Reman con los pies y van todos vestidos igual. Una maravilla para tirar fotos y disfrutar de parte de la cultura de este país. Llevo dos semanas y he tirado más de 2000 fotos, imagínate, es para volverse loco con la cámara, cada día hay situaciones para fotografiar y no puedes dejar de disparar.  Realmente fueron unos días sensacionales, hicimos muy buena relación con las francesas y nos juntábamos para visitar cositas y comer. Después de dos días cogimos otro autobús nocturno para ir hacía Mandalay el centro de Myanmar, con la mala suerte que nos pusimos malos. Yo empecé con el estomago y si no fui 6 veces en 30 minutos no fui ninguna. Estaba súper agobiada, debía pasar la noche en un autobús nocturno sin lavabo y con mi estomago quejándose cada segundo. Estaba muy baja de energía. Subí al autobús y fueron unas horas terribles, vomite y todo. Carles estaba igual que yo, así que creo que siempre recordaremos ese viaje como uno de los peores de nuestra vida. Llegamos a Mandalay a las 5 de la mañana buscamos un hotel y nos pasamos el día intentando recuperar fuerzas. Nos duro sólo un día, así que bueno es la típica gastroenteritis que te coge viajando por estos países. En Mandalay hemos estado 4 días visitando sus alrededores. Es tan bonito todo que cada día te vas a dormir con mil sensaciones maravillosas vividas durante todo el día. Visitamos con un taxi 3 pueblecitos, Amarapura, Ava y Sagain. En Amarapura hay el puente de madera más largo del mundo un kilometro y medio más o menos. Parece las ramblas, gente que va y viene, pescadores en el agua sumergidos pescando, monjes y parejas paseando. Vimos la puesta de sol y fue realmente precioso. Al día siguiente visitamos MIngun una población con pagodas  también preciosa. El único inconveniente es el calor, estamos a 41 grados centígrados. Vas sudando todo el día con la botella de agua cómo tú mejor amigo. El último día nos alquilamos una moto y recorrimos los alrededores de Mandalay con la libertad de tener el viento a tu favor y la velocidad guiándote hacía lugares desconocidos. Coincidimos también con el festival de luna llena y había montones de mercados, ferias, petardos y velas por todas partes. Parecía San Juan. Hoy hemos llegado a Mytkyina con avión. Nos ha salido un poquito caro, pero eran dos días en tren para llegar. Hemos venido aquí porque nos han dicho que es muy bonito descender hasta Mandaly en Barco, estaremos 3 días navegando por el río. Por hoy me despido con el sabor de este maravilloso país.