ÚLTIMOS DÍAS EN NEPAL

Después de 23 días juntas acabo de dejar a Ingrid en el aeropuerto. Estoy sentada sola en la habitación y se me hace raro. Han sido unas semanas geniales y hemos compartido un montón de cosas juntas. Para los que no la conocéis, Ingrid y yo nos conocemos desde que teníamos 2 años  hemos sido siempre vecinas, puerta con puerta, así que se podría decir que hemos crecido juntas. Es una gran amiga y ha sido genial compartir esta primera etapa del viaje con ella.

En mi última publicación comentaba que íbamos hacer Parapente, y así fue. Teníamos hora al mediodía, las dos estábamos muy nerviosas, llegamos a la agencia de viajes, nos subimos a un jeep que nos subía
a una montaña para saltar. Las carreteras en Nepal cómo ya he comentado son un desastre así que entre las curvas y el jeep llegamos medio mareadas arriba. Los chicos con los que nos tirábamos nos cogieron y nos dicen, venga chicas estáis preparadas! Te ponen un arnés y te atan al instructor. En una explanada súper pequeña nos preparamos y el instructor nos indico lo que teníamos que hacer. Me dice Montse estas preparada para correr, y yo lo miro y le digo correr?? Pero si esto es un precipició.. Él se ríe y me dice pues a correr hacía el precipició.
La experiencia es increíble, ver Pokhara desde el cielo ha sido  inolvidable. He subido muy arriba y he podido ver pájaros. Lo que pasa es que no te dicen nada y te mareas un montón. Al bajar Ingrid ya estaba allí y yo sólo le decía, estoy súper mareada y ella es normal es normal, menos mal que al cabo de un ratito se me pasó.

Dejamos Pokahara atrás para ir hacia otra población Bandipur. Es un pueblo pequeñito que esta a unas 6 horas de Kathamndu. Cogimos
un autobús local como de costumbre y luego un jeep para subir hasta el pueblo. Nos querían cobrar un dineral y le dijimos no, no cómo los nepalís, así que nos subimos al techo del jeep con las cajas y cuesta arriba hacía Bandipur.

Este pueblo es pequeñito, con vistas a todas las montañas y con una tranquilidad que te podrías quedar horas escuchando el silencio y
observando el paisaje. Hemos estado durmiendo en casa de una familia. No teníamos ducha y el baño cómo nos decían ellos no era “proper”, es decir apropiado para turistas. La habitación estaba muy bien y era limpia. Para ir al baño tenías de pasar por un criadero de gallinas, y hacía una peste que se te pasaban las ganas de ir. En la habitación también olía a gallina, pero ha sido muy bonito estar con la familia. El niño pequeño hablaba inglés perfectamente así que nos ha estado explicando bastantes cositas. Es una típica familia nepalí, el padre hace 7 años que trabaja en Qatar. Hay muchos nepalís actualmente que emigran a Qatar, Dubái para poder mantener la familia. El niño nos explicaba que sólo veía a su padre cada 2 años 2 meses.

En Bandipur hicimos un pequeño trekking dónde visitamos poblados de los alrededores y desde dónde pudimos ver una impresionante vista
de todas las montañas.

Decidimos estar 2 noches, estábamos muy a gusto y se respira mucha paz. Jugábamos por la noche a cartas con el niño. Le enseñamos a jugar al mentiroso y le encantó. Un día nos ganó 6 veces seguidas, y estaba súper emocionado.

Al llegar a kathmandu, volvía el caos, la polución, tráfico. Así que decidimos salir de la capital y visitar los poblados de alrededor. Yo tenía
el contacto de un taxista de Kathmandu que me pasó una amiga y lo llamamos. Hari se presentó en una hora y nos llevó a Bagtapur. Es una ciudad newrase. Está llena de templos y tiene una arquitectura preciosa. Antes de venir a Nepal yo me imaginaba este país cómo esta ciudad.

Visitamos la ciudad con un guía para coger un poquito de cultura sobre la gran cantidad de dioses y estatuas que hay. Una de las historias que me pareció más graciosa, es que durante una época no había descendencia
en el pueblo, así que el rey pensó que la gente no sabía cómo hacerlo y hizo construir un templo con todo de estatuas de kamasultra para que la gente aprendiera y  pudiera proquear.

Ingrid y yo nos estudiamos las posturas a ver si podíamos aprender alguna cosita, jeje. Aquella noche dormimos en Nagarkot, una ciudad
pequeñita pero arriba en la montaña. Nos quedamos a dormir en un hotel un poquito más caro pero con unas vistas que no tenían precio. El manager del hotel estaba aburrido porque no tenía mucha gente y se paso toda la tarde hablando con nosotras. Su historia es realmente curiosa. Es un chico de 21 años de edad que decidió casarse con una mujer divorciada que tenía un hijo porque ella no tenía absolutamente nada. Así que renunció a su camino en la vida, para ayudarla. Dejo los estudios y se puso a trabajar. Actualmente tiene una niña con ella. Nos explicaba que a veces se ve atrapado en una vida que ha escogido
pero que a lo mejor no le toca. Yo quería hacerle un poquito de coach, pero con su inglés era complicado. Así que le hice unos pequeños dibujos sobre lo que había es cogido en su vida. Le intenté hacer entender que había renunciado voluntariamente a su camino y que era normal que a veces estuviera perdido. Realmente tiene un gran corazón y estoy segura que la vida le irá bien.

Aquel día nos levantamos a las 5.30 de la mañana para ver la salida del sol, precioso!! Sin palabras. Todas la montañas delante nuestro, los
picos más altos del mundo iluminados por la salida del sol.

Volvimos a Kathmandu a la ebullición de esta ciudad, al tráfico y al ruido.

El día 7 tenía mi primer taller con un colegio nepalí.
Habíamos quedado a las 9 de la mañana con Sonan el responsable de la escuela. Nos atendió súper amablemente, nos enseño la escuela e hice mi primer taller.

Fue un día realmente hermoso, los niños son encantadores y
los dibujos cómo siempre sorprendentes. Los voy a colgar en el apartado de kidsdrawing. Allí también explicaré un poquito el colegio y cómo funciona todo.

Esa misma tarde Nima nuestro guía del trekking nos llevó a visitar otra escuela. La directora es una mujer de 60 años canadiense. Un encanto de mujer. Nos explico el proyecto de la escuela y la situación de muchos niños.

Nepal es un país de montañas, y muchos niños están malnutridos
y no tienen educación porque viven aislados en las montañas. En Kathmandu hay bastantes escuelas que los acoge como un orfanato y les da educación. Hay muchas familias que quieren que sus hijos sean monjes para que puedan tener una pequeña educación y futuro.

Hoy hemos quedado con nuestro guía y porteador para buscar una escuela para que Cheeden nuestro porteador pueda estudiar inglés. Ingrid le va a sponsolizar los estudios. Nosotras le estuvimos enseñando ingles durante todo el trekking. Es un chico súper aplicado pero con un  nivel cultural y de inglés muy bajo. Hemos encontrado una escuela para que aprenda. El estaba súper contento y nosotras también. Nos han invitado a comer a casa del guía. Resulta que Nima el guía está
casado con la hermana de Cheeden el porteador. Hemos comido DalBat la comida típica nepalí con su mujer. Ha sido muy bonito poder compartir una parte de su vida con nosotras. Tiene un piso, si así lo podemos llamar. Una habitación y una cocina juntas. Nos han preparado una bebida típica de su pueblo Tumba. Es cómo un vino y esta buenísimo.

Estas son de las partes más auténticas de un viaje, cuando tienes la oportunidad de conectar con gente del país y ver una pequeña parte de
sus vidas. Cómo comenté a Nima le pilló una tormenta en el Everest y perdió parte de su mano y una oreja. Ha hecho un escrito sobre lo que pasó y si puedo lo colgaré en blog para difundir un poquito la realidad de los sherpas en Nepal.

Trabajan bajo condiciones muy duras, y si les pasa alguna cosa no tienen seguros médicos cómo nosotros. El estuvo 3 meses en el hospital,
y gracias a la ayuda de amigos y conocidos pudo costéaselo. Durante esa época se le murió el único hijo que ha tenido con 4 meses de una neumonía. Una vida dura y pero llena de lucha por sobrevivir y ser feliz.

Rodeándote de gente como él,  la mujer de Canadá, y mucha de la gente que hemos conocido en Nepal  aprendes a valorar más las cosas y ver lo afortunados que podemos llegar a ser. Ya sé que muchos de los que estaréis leyendo esto lo veréis muy lejos de vuestra realidad.

Cada uno de nosotros tiene sus problemas, pero a veces hay
que aprender y me pongo yo en primera persona a relativizar las cosas. Hay mucha gente que no tiene para comer y que es feliz con una sonrisa. Puede parecer un tópico pero da a pensar, no creéis!.

Pensar que si cada uno de nosotros apadrinara a un niño el mundo sería un poquito mejor. Sólo con 20 euros al mes, puedes ayudar a mucha
gente. 20 euros son una cena en cualquier restaurante de Barcelona.

No quiero dar ningún tipo de lección, ni parecer Teresa de
Calcuta, pero si hacer una pequeña reflexión de la realidad que vive mucha gente en este mundo. Yo he tenido la oportunidad de vivir una pequeña pizca junto a una familia. Ellos son un ejemplo de mil situaciones como esta.

Mañana voy a pasar el día con la niña que tengo apadrinada
Thumpten.

Un beso